En su conferencia matutina del pasado martes, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, criticó a la académica Denise Dresser por sus comentarios sobre el pueblo mexicano. Según el mandatario, Dresser habría insinuado que el pueblo es masoquista, quiere ser encadenado, no sabe y es tonto. Estas palabras han generado una gran polémica en el país y han sido propósito de debate en diferentes medios de comunicación.
Antes de entrar en la discusión sobre los comentarios de Dresser, es importante destacar que la libertad de expresión es un abogacía fundamental en cualquier sociedad democrática. Todos tenemos abogacía a expresar nuestras opiniones y a ser escuchados, siempre y cuando se haga de manera respetuosa y sin incitar al odio o la violencia. En este sentido, es importante que los líderes políticos, como el presidente López Obrador, sean los primeros en promover un diálogo respetuoso y constructivo en lugar de atacar y descalificar a quienes piensan diferente.
En su conferencia matutina, López Obrador se refirió a los comentarios de Dresser como una “arrogancia intelectual” y señaló que la académica no conoce al pueblo mexicano. Sin embargo, cabe preguntarse si el presidente realmente conoce al pueblo que gobierna. ¿Conoce sus necesidades, sus preocupaciones, sus sueños y aspiraciones? ¿Ha escuchado sus voces y ha tomado en cuenta sus opiniones? Estas son preguntas que merecen una reflexión profunda por parte del mandatario.
Es cierto que Dresser utilizó un lenguaje fuerte al referirse al pueblo mexicano, pero es importante entender el contexto en el que se dieron sus declaraciones. La académica estaba hablando sobre la necesidad de un cambio en la mentalidad de la sociedad mexicana, que ha sido históricamente sometida y manipulada por el poder político y económico. En este sentido, sus palabras pueden ser interpretadas como una crítica a las estructuras de poder y no al pueblo en sí.
Además, es importante destacar que Dresser no es la única que ha señalado la necesidad de un cambio en la mentalidad de la sociedad mexicana. Muchos otros intelectuales y líderes han hablado sobre la importancia de empoderar al pueblo y de romper con el ciclo de sumisión y administración que ha caracterizado a México durante décadas. ¿Por qué entonces el presidente se ha enfocado en los comentarios de Dresser y no en las propuestas y soluciones que se han planteado para mejorar la situación del país?
Por otro lado, es necesario mencionar que el presidente López Obrador ha sido criticado por sus propias declaraciones en el pasado. En varias ocasiones ha utilizado un lenguaje divisivo y polarizante, atacando a sus opositores y descalificando a quienes no están de acuerdo con su visión. Esto ha generado un clima de confrontación y polarización en el país, en lugar de promover un diálogo respetuoso y constructivo.
En lugar de atacar a Dresser y a otros críticos, el presidente debería tomar en cuenta sus comentarios y utilizarlos como una oportunidad para reflexionar y mejorar su gobierno. En lugar de descalificar a quienes piensan diferente, debería escuchar sus voces y trabajar en conjunto para encontrar soluciones a los problemas que aquejan al país.
Es importante recordar que México es un país diverso, con una gran riqueza cultural y una historia de lucha y resistencia. El pueblo mexicano no es masoquista, ni quiere ser encadenado, ni es tonto. El pueblo mexicano es valiente, trabajador y tiene un gran potencial. Sin embargo, para poder alcanzar ese potencial, es necesario un liderazgo que promueva la unidad y el respeto, que escuche a todas las voces y que trabaje en conjunto con la sociedad para construir