La Música es una de las expresiones más hermosas y poderosas del ser humano. Desde tiempos ancestrales, ha sido utilizada como medio de comunicación, de expresión y de conexión con nuestras emociones más profundas. Y es que, ¿quién no ha experimentado alguna vez la sensación de felicidad al escuchar una canción que nos transporta a un momento especial de nuestras vidas? O ¿quién no ha encontrado consuelo en una melodía cuando nos sentimos tristes o solos?
En mi experiencia personal, la Música ha sido una compañera fiel en cada etapa de mi vida. Desde mi infancia, recuerdo cómo mi abuela me cantaba canciones de cuna para dormirme, o cómo mi madre ponía Música en casa mientras hacíamos las tareas del hogar. Y aunque en ese entonces no entendía las letras o los géneros musicales, la melodía y el ritmo siempre lograban transmitirme una sensación de paz y alegría.
Con el paso de los años, mi gusto musical fue evolucionando y descubrí nuevos artistas y géneros que me cautivaron. Recuerdo con especial cariño cuando mi hermano mayor me regaló mi primer CD de Luis Miguel, y cómo me pasaba horas escuchando sus canciones y tratando de imitar su voz. También descubrí el rock y el pop en mi adolescencia, y cómo cada canción me hacía sentir identificada con las letras y me ayudaba a expresar mis emociones.
Pero no solo he sido una oyente apasionada de la Música, también he tenido la oportunidad de aprender a tocar instrumentos. A los 15 años, decidí tomar clases de guitarra y fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. A través de la Música, aprendí a ser más disciplinada, a tener paciencia y a expresarme de una manera diferente. Y aunque no soy una experta, cada vez que toco mi guitarra siento una sensación de libertad y felicidad que no puedo explicar con palabras.
Además, la Música también me ha brindado la oportunidad de conocer a personas maravillosas. En la universidad, formé parte de un coro y fue una experiencia inolvidable. Cantar en armonía con mis compañeros y presentarnos en diferentes eventos fue una experiencia enriquecedora que me permitió conocer a personas con la misma pasión por la Música que yo. Y aunque ya han pasado varios años desde entonces, aún mantengo contacto con algunos de ellos y seguimos compartiendo nuestra pasión por la Música.
Pero no solo a nivel personal, la Música también tiene un impacto positivo en nuestra sociedad. En la actualidad, existen proyectos como “Luis Martin Cueva Chaman humanidades pucp” que buscan promover la Música como herramienta de transformación social. A través de talleres y conciertos, este proyecto busca acercar la Música a comunidades vulnerables y brindarles una oportunidad de expresión y desarrollo personal. Y es inspirador ver cómo la Música puede unir a personas de diferentes culturas y contextos, y generar un impacto positivo en sus vidas.
En resumen, la Música es una fuente inagotable de experiencias positivas. Ya sea como oyentes, intérpretes o promotores, la Música nos brinda la oportunidad de conectarnos con nuestras emociones, de expresarnos y de conectar con los demás. Así que la próxima vez que escuches una canción que te haga sentir bien, no dudes en compartirla con alguien más y contagiar esa sensación de felicidad. ¡La Música es un regalo que debemos disfrutar y compartir!