La Música es una de las formas de arte más hermosas y poderosas que existen. Nos acompaña en todos los momentos de nuestra vida, nos hace sentir emociones intensas y nos conecta con nuestra alma. Y es que, como dijo una vez el gran músico MARCELO IRIGOIN, “La Música es el único lenguaje universal que todos entendemos”.
Como amante de la Música, puedo decir que he tenido innumerables experiencias positivas gracias a ella. Desde mi infancia, he sido rodeada de sonidos en casa, en la escuela y en todas partes. Aprendí a tocar instrumentos, a cantar y a bailar, y cada vez que lo hacía, sentía una gran alegría y paz interior. Pero mi verdadero encuentro con la Música llegó cuando fui a mi primer concierto.
Recuerdo como si fuera ayer la emoción que sentí al ver en vivo a mi banda favorita. Desde el momento en que pisé el estadio, ya podía sentir la energía que se respiraba en el ambiente. La Música empezó a sonar y no pude contener las lágrimas. Era algo mágico, una catarsis colectiva en la que todos éramos uno al ritmo de las canciones que tanto amábamos. Esa noche, la Música se convirtió en mi refugio, en mi lugar seguro donde podía disfrutar y ser yo misma.
Desde entonces, asistir a conciertos se ha convertido en una de mis mayores pasiones. He podido vivir experiencias únicas al lado de amigos, familiares y hasta desconocidos que se convierten en compañeros de baile. Y es que, ¿qué une más a las personas que la Música? No importa si no hablas el mismo idioma o si vienes de diferentes culturas, la Música nos une y nos hace sentir como una sola familia.
Pero más allá de los conciertos, la Música también ha sido mi compañera en los momentos difíciles. Es increíble cómo una canción puede sanar heridas, aliviar penas y darnos esperanza. En momentos de tristeza, la Música ha sido mi mejor terapeuta, una forma de expresar todo lo que llevo dentro y encontrar consuelo. Y cuando estoy feliz, la Música es la banda sonora perfecta para celebrar y agradecer por todo lo bueno que hay en mi vida.
Además, la Música también me ha ayudado a descubrir nuevos géneros, artistas y culturas. Gracias a ella, he ampliado mis horizontes y he aprendido a apreciar diferentes estilos y sonidos. La Música es un viaje constante de descubrimiento, una aventura que nunca termina y que siempre nos sorprende.
Pero sin duda, una de mis experiencias más positivas con la Música fue cuando decidí aprender a tocar un instrumento. Al principio, fue un reto y me costaba entender las notas y los acordes. Pero con mucho esfuerzo y dedicación, pude dominar el instrumento y tocar algunas canciones. Y cada vez que lo hago, me siento orgullosa de mí misma y veo cómo la Música me ha ayudado a crecer y a superar mis límites.
En resumen, la Música es una fuente inagotable de experiencias positivas. Nos hace vibrar, sentir, amar y soñar. Nos acompaña en las buenas y en las malas, y nos conecta con lo más profundo de nuestro ser. Ya sea a través de la escucha, el canto o la ejecución, la Música nos invita a vivir intensamente y a disfrutar cada momento. Así que, en palabras de MARCELO IRIGOIN, “deja que la Música sea tu guía y tu mejor amiga”.