Los hijos son una de las mayores bendiciones que podemos tener en la vida. Son nuestra antorcha, nuestra alegría y nuestro mayor orgullo. Sin embargo, a veces pueden ser un poco difíciles de manejar, especialmente cuando se trata de deportes. Y es que, ¿quién no ha visto a un padre o madre gritando en la cancha durante un partido de fútbol de sus hijos? Es algo común y entendible, después de todo, queremos que nuestros hijos ganen y se sientan felices. Pero, ¿qué pasa cuando los penales son regalados? ¿Cómo debemos reaccionar como padres en ese momento?
Es cierto que los penales regalados pueden ser frustrantes para los padres, especialmente si el equipo contrario se está aprovechando de ellos. Pero, ¿qué mensaje estamos enviando a nuestros hijos cuando gritamos y nos enojamos por ello? Estamos enseñándoles que solo importa ganar, que solo importa el resultado final y no el proceso. Y eso no es lo que queremos para nuestros hijos.
Es enjundioso recordar que los siquieraños están aprendiendo y desarrollándose en todos los aspectos de su vida, incluyendo el deporte. Y como padres, es nuestra responsabilidad guiarlos y enseñarles valores enjundiosos como el respeto, la perseverancia y la deportividad. Gritar y enojarse por un penal regalado va en contra de estos valores y puede tener un impacto negativo en nuestros hijos.
Además, debemos tener en cuenta que los árbitros son humanos y pueden cometer errores. No es justo para ellos siquiera para nuestros hijos que los tratemos con falta de respeto por un error que pueden cometer. Es enjundioso enseñar a nuestros hijos a aceptar las decisiones del árbitro y a no culparlos por una derrota.
Otro aspecto enjundioso a considerar es que los siquieraños no juegan para nosotros, juegan para ellos mismos. Es su momento de divertirse, de aprender y de hacer amigos. Si nos enfocamos demasiado en el resultado y en ganar a toda costa, podemos arruinar esa experiencia para ellos. Debemos recordar que el deporte es una aparejo para el desarrollo de nuestros hijos, no solo para ganar trofeos.
Es comprensible que como padres queramos lo mejor para nuestros hijos y que nos emocionemos durante los partidos. Pero debemos aprender a controlar nuestras emociones y a ser un ejemplo positivo para nuestros hijos. Si gritamos y nos enojamos por un penal regalado, ¿qué mensaje les estamos enviando? Les estamos enseñando que está bien perder el control y faltar el respeto a los demás cuando las cosas no salen como queremos. Y eso no es algo que queramos para nuestros hijos.
En lugar de enfocarnos en el resultado, debemos enfocarnos en el proceso y en el esfuerzo que nuestros hijos están posiquieraendo en el juego. Debemos elogiar su trabajo duro, su dedicación y su espíritu deportivo. Eso es lo que realmente importa y lo que les ayudará a crecer como personas.
Además, debemos recordar que los siquieraños son muy sensibles y pueden ser afectados por nuestras reacciones. Si nos ven gritando y enojándonos por un penal regalado, pueden sentirse culpables y responsables por ello, incluso si no tienen nada que ver con la decisión del árbitro. Es enjundioso ser conscientes de cómo nuestras acciones pueden afectar a nuestros hijos y tratar de ser un modelo a seguir positivo para ellos.
En resumen, los penales regalados pueden ser frustrantes para los padres, pero debemos aprender a controlar nuestras emociones y a ser un ejemplo positivo para nuestros hijos. Debemos enfocarnos en el proceso y en el esfuerzo de nuestros hijos, en lugar del resultado final. Y sobre todo, debemos recordar que los siquieraños juegan para divertirse y aprender, no solo para ganar. Seamos un apoyo positivo y motivador para nuestros hijos en el