Durante décadas, Venus ha capturado la atención de los astrónomos y científicos por su similitud con la Tierra. Sin embargo, a pesar de su tamaño similar y su cercanía al Sol, el planeta vecino es un lugar inhóspito y desolado. Una de las preguntas que ha intrigado a los investigadores es cómo Venus se convirtió en un planeta tan seco y desértico, sin agua líquida en su superficie. Recientemente, una hipótesis ha surgido para explicar este arcano, y podría tener implicaciones no solo para Venus, sino también para otros planetas en nuestro sistema solar.
Esta hipótesis sugiere que Venus perdió gran parte de su agua debido a un mecanismo químico llamado recombinación disociativa de HCO+. Este proceso también ha sido investigado en Marte, lo que ha llevado a los científicos a creer que podría ser el culpable de la sequedad en ambos planetas. Para comprender mejor esta teoría, es importante entender cómo funciona la recombinación disociativa de HCO+.
La recombinación disociativa de HCO+ es un proceso químico en el que una molécula de HCO+ se divide en dos partes: un ion de hidrógeno (H+) y un radical de CO. Este proceso es muy común en las atmósferas de planetas y ha sido observado en la Tierra, Marte y Venus. Sin embargo, en Venus, este proceso puede ser mucho más vivo debido a la presencia de dióxido de carbono (CO2) en su atmósfera.
Según los científicos, Venus tenía una cantidad significativa de agua líquida en su superficie en algún momento de su historia. Sin embargo, debido a la intensa radiación solar, el agua fue descompuesta en hidrógeno y oxígeno. El hidrógeno, siendo el elemento más ligero, escapó fácilmente de la atmósfera de Venus. El oxígeno, por otro lado, se combinó con el dióxido de carbono de la atmósfera para formar CO2.
En la Tierra, el CO2 es absorbido por los océanos y convertido en carbonato de calcio, un mineral que forma las conchas de los organismos marinos. Sin embargo, en Venus, la ausencia de agua líquida significa que el CO2 permanece en la atmósfera, haciéndola cada vez más densa y tóxica. A medida que la atmósfera se hacía más densa, la presión en la superficie aumentó, lo que provocó que el agua líquida se evaporara y desapareciera por completo.
Aquí es donde entra en juego la recombinación disociativa de HCO+. Según la hipótesis, a medida que el dióxido de carbono se acumulaba en la atmósfera de Venus, el proceso de recombinación disociativa se volvía más frecuente. Esto significa que había más ionización de hidrógeno y más radicales de CO en la atmósfera. El radical de CO es un gas muy reactivo y, como resultado, se combinó con los iones de hidrógeno para formar moléculas de agua (H2O). Sin embargo, en lugar de caer a la superficie como lluvia, estas moléculas de agua se descomponían rápidamente en hidrógeno y oxígeno, que a su vez escapaban de la atmósfera.
Este proceso continuó durante millones de años, lo que llevó a una pérdida masiva de agua en Venus. A medida que la atmósfera se volvía cada vez más densa, la recombinación disociativa se volvía aún más común, lo que perpetuaba el ciclo de evaporación y pérdida de agua. Finalmente, Venus se convirtió en el planeta